Arauca, 9 de abril de 2025. En un acto profundamente simbólico y pedagógico, las instituciones educativas oficiales del departamento de Arauca se unieron a la conmemoración del Día Nacional de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas del Conflicto Armado. A través de diversas actividades como exposiciones fotográficas, elaboración de pancartas y carteleras, proyecciones de videos y ejercicios de reflexión, estudiantes y docentes honraron la memoria de quienes han sufrido los estragos de la violencia en el territorio.

Según cifras de la Defensoría del Pueblo, Arauca registra 195.832 personas reconocidas como víctimas del conflicto armado, muchas de ellas miembros de nuestras comunidades educativas: padres de familia, docentes, estudiantes. El conflicto ha dejado docentes desplazados, madres que han perdido a sus hijos, niños que crecieron entre la zozobra del miedo o que aún cargan con el dolor de la pérdida: sus historias habitan nuestras aulas y constituyen un testimonio vivo de las heridas abiertas por décadas de conflicto.

La violencia no solo ha dejado cicatrices físicas, sino también profundas huellas emocionales. La muerte o desaparición forzada de un ser querido repercute directamente en la vida escolar de niñas, niños y adolescentes, afectando su concentración, su comportamiento, su proyecto de vida. En este contexto, la escuela se convierte en un espacio de contención, protección y transformación. La educación no solo enseña contenidos académicos: también ofrece herramientas para sanar, para encontrar sentido, para soñar con un futuro diferente.

Estas jornadas de memoria son, ante todo, un ejercicio de dignificación. Nos recuerdan que el dolor no puede ser indiferente, que la voz de cada víctima importa, y que es necesario escuchar para poder avanzar. También son una apuesta por la esperanza: porque si bien las huellas del pasado no se borran, sí pueden resignificarse desde el amor, la solidaridad y el compromiso con la paz.

Desde la Secretaría de Educación Departamental de Arauca reconocemos el valor de estos ejercicios pedagógicos de memoria, y reafirmamos nuestro compromiso con una educación que transforme, que abrace, que construya paz desde los territorios y con las víctimas en el corazón del proceso.